TALLER DE HABILIDADES PARA PADRES Y MADRES




Caso:

 
Mamá: Ana tienes que quitar la mesa y limpiarla
Ana: No quiero, no me toca.
Mamá: Ya lo creo que te toca; si no lo haces te quedas sin postre mañana domingo.
 
El padre observaba y miraba a la niña en silencio, pero estaba molesto en su interior.
 
Mamá: (Gritando) No me has oído, te lo digo por última vez o te quitaré de ver la tele toda la semana.
 
Ana acabó recogiendo la mesa, pero lo hacía de mal humor, dirigiendo terribles miradas a su madre. Cuando la niña salió del comedor, el padre le habló a la madre:
 
Papá: Al final te has salido con la tuya.
Mamá: Bueno, he conseguido que limpiara la mesa ¿no?.
Papá: Si, pero creo que te has pasado, la has amenazado y le has gritado.
Mamá: Claro, tú has actuado mejor; ahí calladito; eres el bueno de la película, yo , como siempre, soy la que tengo que dar la cara y hacer que la niña colabore en algo.
Papá: Ya se dará cuenta cuando sea mayor, será más responsable a medida que pase el tiempo. Todas las chicas de su edad hacen lo mismo.
 

 

1.    ¿Qué opinas de la actuación de los padres?

2.    ¿Cómo influye la reacción de los padres en la hija? 

Las normas son reglas que determinan nuestro comportamiento, nuestras relaciones sociales y de convivencia.

 Los límites marcan hasta dónde deben llegar nuestros comportamientos para que no interfieran en los demás.

 Cada edad o periodo de la vida de los niños requiere de unas normas y unos límites. Lógicamente las normas no deben ser las mismas para un niño de un año que para un adolescente: no podemos pedirla a un niño de un año que se haga la cama y que utilice correctamente el cuchillo y el tenedor, lo que si que se debe hacer con un adolescente. Por lo tanto las normas y límites se irán estableciendo e irán variando a medida que el niño avanza en el proceso de desarrollo.

 ¿Por qué establecer normas y límites?

            Como dice Javier Urra, antiguo Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, “Vivimos en una sociedad permisiva que educa a los niños en sus derechos pero no en sus deberes, donde ha calado de forma equívoca el lema de “no poner límites” y “dejar hacer”, abortando una correcta maduración. Para “no traumatizarles” se les cede, permite y ofrece todo aquello que se dice no tuvieron sus padres o abuelos”.

            Sin embargo, normas y límites son necesarios tanto para la seguridad y adecuado desarrollo físico de los niños como para su desarrollo emocional.

            Establecemos normas y límites por diferentes motivos:

-       Por motivos de salud.

-       Por motivos de seguridad.

-       Por motivos de convivencia.

-       Para vivir en armonía con los demás.

-       Por valores morales y religiosos.

-       Porque ayudan a crecer a un NIÑO SEGURO, RESPONSABLE Y AUTÓNOMO.

Los niños sin normas no son más felices, por el contrario son niños inseguros, dependientes, caprichosos, egoístas, incapaces de aceptar un no o tolerar una frustración.

Elegir las propias normas

            Los padres deben elegir las normas que van a regir su vida familiar y la de sus hijos.

Para que las normas sean eficaces es importante que sean:

·         Consistentes.

·         Coherentes.

·         Consensuadas entre ambos padres.

Aún así, a menudo los padres se encuentran con dificultades para lograr que sus hijos cumplan las normas que les señalan. Por ello señalamos a continuación algunas consideraciones que conviene tener en cuenta a la hora de marcar las normas y los límites a los niños:

 
 
1.     Dedique tiempo para elaborar las normas que considera importantes para su familia.
Ustedes, los padres marcarán las categorías y su importancia, como pueden ser las referidas a:
·         La salud y seguridad de su hijo.
·         El respeto a los demás y a las cosas.
·         La colaboración en la dinámica de la casa.
·         Los valores morales.
 
2.      Revise las normas y límites y asegúrese de que tienen importancia y de que vale la pena mantenerlas. Inculque normas y límites adecuados pero sin extralimitarse. No imponga tantas que impida la libertad de su hijo.
 
3.     Sea flexible. Distinga aquellas normas en las que no está dispuesto a transigir y aquellas con las que se puede ser más flexible. Las normas y límites pueden ir variando a medida que los niños vayan cambiando, creciendo y haciéndose mayores.
 
 
 


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